OAXACA

Un buen punto de partida para explorar Oaxaca es empezar en el Convento de Santo Domingo, uno de los grandes símbolos de la arquitectura barroca novohispana en México y que alberga el Jardín Etnobotánico, ideado por el maestro Francisco Toledo con 100 especies endémicas de todo el estado de Oaxaca. Justo enfrente está el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), que merece todas las visitas posibles y es uno de los muchos legados de Francisco Toledo en la ciudad. 

 

   Después, para combatir el calor oaxaqueño, hay que comprar un chocolate frío en La Brújula o ir a La Boulenc a desayunar o al menos probar su pan dulce que es delicioso. Después de esta parada el mejor plan es caminar entre galerías, cafés, tiendas, restaurantes, hoteles y espacios culturales, como el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO) o visitar Los Baúles de Juana Cata, este lugar dirigido por Remigio Mestas ofrece huipiles, camisas, blusas, faldas y sombreros tejidos con técnicas ancestrales. La calidad de estos textiles es muy alta, ya que el objetivo principal del taller es conservar y rescatar técnicas de tejido. 

 

 

 Si tienes tiempo no dejes de recorrer a  pie el colorido Barrio de Jalatlaco para descubrir nuevos lugares, está lleno de tienditas, restaurantes y cafés.

 

 

En esta ciudad, la comida es importante y hay grandes embajadores que lo prueban, como Casa Oaxaca, del chef Alejandro Ruiz, tiene una terraza que me encanta y preparan las Mezcalitas más ricas que he probado, un mix de Margarita y Mezcal que me vuelve loca.

Otro lugar estupendo es Origen, del chef Rodolfo Castellanos y mi último descubrimiento para para una comida sin prisas es Criollo,de los chefs Enrique Olvera y Luis Arellano que se encargaron personalmente de curar el espacio para ofrecer una experiencia única donde se fusionan el diseño, la gastronomía y el arte oaxaqueño. 
 

 
Mi nuevo descubrimiento es el Cocktail Bar La Selva, me encantó por su decoración y ambiente, pero lo que lo hace realmente especial es que preparan sus bebidas valiéndose de la diversidad y la riqueza de los ingredientes locales y destilados mexicanos inspirados en los sabores de Oaxaca. 
 
Un viaje a Oaxaca no está completo sin una visita a sus dos principales sitios arqueológicos, Monte Albán y Mitla, que están a 15 y 45 minutos del centro de la ciudad, respectivamente. También vale la pena hacer una escala cultural en el Centro de las Artes de San Agustín, en Etla, y si sobra más tiempo, dedicarle una mañana a Hierve el Agua. Estas cascadas petrificadas, a una hora y media del centro. Otra ruta infalible es la de los pueblos artesanos, entre ellos Teotitlán del Valle (famoso por los tapetes), San Martín Tilcajete (famoso por los alebrijes) y San Bartolo Coyotepec(famoso por el barro negro).
 
Me he puesto a escribir y me ha costado no alargarme, aun así siento que me faltan muchas cosas por contar pero es que Oaxaca condensa la esencia de México y transmite como ningún otro la memoria de este país que llevo en mi corazón.