Las manos crean piezas únicas

 
Mis joyas cuentan mi historia, de donde vengo, lo que amo, lo que me inspiran y lo que soy. Funden el pasado de México y mi manera de mirar el presente. 

En 2002 con apenas 25 años me traslado a vivir a Venezuela y después a México dónde descubro un mundo fascinante, lleno de color, energía, de luz pero sobretodo la artesanía, en cada esquina, en cada calle, se puede ver un artesano haciendo una pieza única, y empiezo a darme cuenta de lo bello que es lo único, lo que no tiene molde.

Soy farmacéutica y de algún modo siempre me atrajo la alquimia, las fórmulas especiales y me empiezo a sentir cautivada por todo esto que me rodea.

En México empecé a hacer piezas para mi, pero enseguida vi que no quería solo diseñar, sino convertir esa pasión en negocio.

Cada joya, siguiendo un proceso puramente artesanal, se elabora a partir de hilos y lámina de latón en un pequeño taller en la Ciudad de México. En metal se martillea, dobla, cincela para dar forma a las joyas.

Adoro la artesanía. Sólo las manos crean cosas únicas y mis piezas están hechas para exaltar la belleza de lo irregular, la belleza imperfecta.

Mis joyas se inspiran en las gemas, la piedra es la esencia de mi trabajo. Zafiros, Esmeraldas, Aguamarinas, Rubís, las escojo una a una en función de sus formas caprichosas y de su peculiaridad, convirtiendo cada pieza en una joya única e irrepetible.
 

Las joyas tiene alma, más allá del material con el que son hechas, está el valor inmaterial, abstracto y ancestral con el que son creadas. Eso es lo que las convierte en eternas.

.
.
.